Hacienda pone el foco en los nuevos perfiles profesionales como los influencers
28 de junio de 2017
Hacienda pone el foco en los nuevos perfiles profesionales como los influencers
Su auge ha hecho saltar las alarmas sobre la forma en la que estos emprendedores dan cuenta de las ganancias derivadas de su trabajo. Hacienda ya ha puesto el foco en los nuevos perfiles profesionales.
El auge de las redes sociales e Internet y el nacimiento de diferentes plataformas digitales, todas ellas enfocadas a la difusión de contenido -blogs, Youtube, etc.- ha dado lugar a una nueva coyuntura a todos los niveles y, en especial, en el plano profesional, donde están surgiendo nuevos perfiles.
De este modo, los conocidos como influencers -personas que transmiten credibilidad en determinados aspectos y que, gracias a su prestigio, se convierten en válidas alternativas para promocionar los productos de las marcas- logran considerables ingresos a través de sus colaboraciones y campañas. Actividades que, precisamente, están ahora más que nunca en el punto de mira de las redes sociales, en concreto, de Instagram, que ha decidido dotar de mayor transparencia las publicaciones de los influencers.
Así, aquellas en las que anuncien algún artículo, deberán contar con una leyenda o etiqueta que avise a los usuarios de que se trata de contenido publicitario. Y es que, aunque a priori ésta se trata de una actividad emprendedora como otra cualquiera, está haciendo saltar las alarmas por el modo en que estos profesionales declaran sus ingresos y, de hecho, desde la empresa Auren afirman que Hacienda ya está detrás de estos perfiles.
"Si sobrepasa el salario mínimo interprofesional (SMI) en cómputo anual, se debe dar de alta en el Régimen Especial de Trabajadores Autónomos (Reta). Con respecto al Impuesto sobre Actividades Económicas (IAE) se va a tener que dar de alta sí o sí cuando comience a tener ingresos y ello le va a permitir generar facturas y, a partir de ahí, poder declarar", asegura la directora nacional del área laboral del despacho de abogados BDO, Montse Rodríguez, quien añade que "se trata de una figura muy novedosa y pocos se asesoran sobre lo que tienen que hacer. No obstante, la mayoría prefieren que les den productos -pago en especies-, en lugar de dinero, pero lógicamente desconocemos lo que hacen después con esos artículos".
Por su parte, Arantxa Pérez, directora general de Influgency -agencia especializada en estos perfiles-, explica que "en nuestro caso, siempre pedimos factura. Pero entendemos que algunos influencers no trabajan mucho como para ser autónomos. Precisamente por ello existen cooperativas de facturación que se quedan un 7%. El proceso es sencillo: registrarse, pagar una cuota de socio y ellos hacen la factura a tu nombre, la rellenan, se encargan de darte de alta y de baja, etc.".
Asimismo, Fernando Álvarez, experto en marketing online con influencers admite que "hay muchos casos en los que no se firman acuerdos; por ejemplo, hay microacciones en las que solo existen cruces de e-mails. En este punto, depende mucho de la profesionalización del influencer y de si la campaña tiene repercusión. No obstante, el tema del contrato lo concibo por dos motivos. En primer lugar, por una cuestión de confianza y, en segundo lugar, para que si en el día de mañana hay algún problema, las dos partes conozcan sus derechos y obligaciones".
Beneficios de contratarlos
De lo que no cabe duda es de que estos creadores de tendencias han captado la atención de múltiples marcas, las cuales están viendo los beneficios que supone trabajar con ellos. "Cuando se contrata a una celebrity muy conocida, la marca dispara en todas direcciones, en lugar de dirigirse a un público concreto, de forma que a veces acierta y otras falla, y cuando sucede esto último, la relación entre coste de la campaña y resultados no es eficiente económicamente. Sin embargo, cuando se contrata a un influencer, los costes son menores, así como su caché y nivel de riesgo que asume la firma. Es decir, en el caso de que protagonizase alguna polémica, no tendría tanta repercusión como si lo hace una megacelebrity", afirma Álvarez.
No obstante, el surgimiento de estos emprendedores también ha motivado situaciones en las que las marcas se toman cierta confianza con ellos. Así, pueden darse casos en los que, en lugar de pagarles su colaboración de manera tradicional, opten por la compensación en forma de regalos. De hecho, siete de cada 10 influencers admiten que nunca o casi nunca reciben remuneración, según el informe Estatus y Prácticas de las Relaciones con Influencers en 2015, de Augure. Por ello, Pérez insiste en que "hay que reeducar a las marcas. El hecho de que haya gente que trabaje sin cobrar o acepte los regalos y los publique en sus redes sociales gratuitamente, le quita el valor real al trabajo que hacen los influencers".
No obstante, al margen de las inquietudes que surgen en torno a estos perfiles, lo cierto es que los expertos en este tema coinciden en que se trata de un fenómeno imparable. "Hay una parte que no se puede obviar: es un camino de no retorno, es decir, nos encontramos en un momento en el que Internet y los móviles no van a dejar de existir. Es la realidad de nuestro día a día y dentro de 20 años, esta situación se va a incrementar", concluye Isabel Leyva, autora del blog La 5th con Bleecker St. y Mamá, quiero ser blogger.
Una campaña con influencers
Aprovechando las fechas navideñas y su creatividad innata, Ana Jiménez, diseñadora web de origen cordobés y experta en marca personal, logró conquistar a distintas influencers españolas a través de unos cojines personalizados con su rostro: "Las que más seguidores tenían me dijeron que no se comprometían a sacarlo en sus cuentas de Instagram, pero decidí enviarlo igualmente".
Así, la caja iba acompañada de una tarjeta donde Jiménez se presentaba y les contaba que los cojines estaban diseñados por ella y cosidos por su madre. Al mismo tiempo, decidió crear una página web donde vender los artículos en caso de que adquiriesen relevancia. "Cuando les llegó el regalo, las influencers comenzaron a publicarlo en sus redes sociales y me empezaron a seguir por Instagram a mí y a la propia marca, Amimy. Recibimos bastantes pedidos y vendimos muchos cojines", cuenta Jiménez, quien añade que "de una campaña con influencers nació una marca y no sólo recuperé la inversión, sino que gané dinero".
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