En un reciente fallo, la Audiencia Provincial de Zaragoza, en su sentencia 131/2024 de fecha 13 de marzo, resolvió a favor de una mujer que había sido víctima de acoso por parte de un hombre que erróneamente afirmaba que ella era su madre biológica. Este acoso afectó profundamente la vida personal y familiar de la demandante, ya que el hombre la acusaba de haberla abandonado tras un embarazo a los 16 años, una acusación falsa que afectó su honor y reputación.
El hombre, en su intento de descubrir sus orígenes biológicos, no justificó su conducta al difundir información falsa sobre la demandante en su entorno social, lo que derivó en un daño directo a su honor. A pesar de que el demandado tenía el derecho a conocer sus orígenes, su forma de proceder fue desproporcionada y socialmente reprobable, al involucrar a la mujer y a su familia en su investigación personal, sin fundamento alguno.
El demandado, al basar sus acusaciones en una información incorrecta sobre la filiación materna que figuraba en su registro de nacimiento, llevó a cabo una serie de indagaciones sin fundamento real. De hecho, en el registro de nacimiento no existía ninguna referencia a la identidad de su madre biológica, lo que hacía que sus acusaciones carecieran de base. Al insistir en estas falsas afirmaciones, el hombre convenció a los familiares de la mujer, llegando incluso a proponer realizar una prueba genética que resultaba inútil, pues no existía evidencia que la sustentara.
La Sala consideró que, aunque el demandado tenía el derecho a conocer sus orígenes biológicos, este derecho no justifica que actuara de forma invasiva y desproporcionada. Su comportamiento, que incluyó poner en duda las conclusiones de pruebas genéticas realizadas de manera privada, resultó en una vulneración del derecho al honor de la mujer. Este fallo recalca que la búsqueda de la verdad sobre los orígenes no puede convertirse en un medio para difamar a alguien.
En resumen, el derecho del demandado a conocer su filiación biológica no le otorga carta blanca para vulnerar los derechos de otros. El tribunal destacó que el daño a la reputación de la mujer fue injustificable, ya que las acciones del demandado fueron desproporcionadas y basadas en afirmaciones erróneas.
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